Íncubos y súcubos, ¿qué hay detrás de la leyenda?

Los íncubos y súcubos son conocidos en el mundo paranormal por ser entidades demoníacas íntimamente ligadas a los placeres sexuales. Su presencia se ha destacado en muchos lugares y culturas en las que adquieren diferentes nombres, pero conservan su esencia maléfica y sus propósitos.

Durante siglos, miles de hombres y mujeres han asegurado ser víctimas de ataques sexuales mientras dormían, cosa que se les atribuye a estos demonios que aparecen por las noches en visiones o pesadillas y que, en muchos casos, no desaparecen al despertar.

Se dice que algunos tienen formas humanas con excepción de los ojos, que emanan algún tipo de energía extraña. Otros dicen que tienen alas negras, pero en todos los casos se posan sobre sus víctimas con la única intención de tener relaciones sexuales.

Diferencias entre súcubos o íncubos

El íncubo es el demonio de género masculino, su nombre viene del latín “incubare” que quiere decir estar encima. Les gusta poseer a las mujeres fértiles en los sueños para tener descendencia.

El súcubo es la forma femenina, su nombre viene de la palabra “succubus” que es sinónimo de prostituta o yacer debajo. Estas entidades seducen a los hombres, se acuestan con ellos, generalmente adoptando la forma de una mujer conocida por la víctima para ganar su confianza.

Ambos demonios tienen aspectos distintos de acuerdo a la cultura, algunas los representan como seres muy bellos y sensuales, mientras que otras los describen como seres espantosos con colas, cuernos y hasta colmillos.

Leyendas y creencias sobre estos seres

La súcubo más reconocida como tal fue Lilith, la cual se considera la reina del clan. Según las antiguas leyendas, ella fue creada por la potencia del espíritu del viento y con el tiempo su figura demoníaca tomó mayor relevancia.

Representación de Lilith (1892), por John Collier

Por otro lado, Lilith es considerada como la primera esposa de Adán, anterior a Eva, la cual rechazó a Dios y se convirtió en un demonio. Lilith es una figura del folclore judío, de origen mesopotámico.

Por otro lado, se sabe que el mito de los súcubos e íncubos se remonta a los orígenes de nuestra existencia, pero durante la Edad Media se volvió muy relevante ya que muchas mujeres adjudicaban la pérdida de su virginidad a los íncubos, aunque en la mayoría de los casos no eran testimonios verídicos.

Algunas creencias populares afirman que no se trata de dos entidades, sino de una sola que adquiere el género contrario al de la víctima para poder reproducirse. Otra versión del mito cuenta que los demonios roban material genético, o al menos la energía vital de la persona afectada, lo que puede provocarle la muerte.

Pero el horrible mito no termina allí, también se cuenta que los nacidos de la unión entre un humano y un demonio están genéticamente perjudicados, tienen una inclinación a ser malignos o fácilmente manipulados por el diablo. Incluso se cuenta que algunos tienen poderes mágicos y que un ejemplo de ello es el mago Merlín, que sería hijo de un íncubo y una prostituta o una monja, dependiendo de la versión de esta leyenda.

¿Cómo saber si eres una víctima?

Según el mito, los súcubos e íncubos se manifiestan sobre todo en horas nocturnas, estas entidades son violentas y someten a sus víctimas mediante golpes o asfixia. El ataque de estos demonios también puede causar impulsos sexuales incontrolables, comúnmente mientras se está durmiendo.

Los conocedores del tema dicen que estos demonios son responsables de los sueños sexuales, así como de las pesadillas aterradoras que nos hacen despertar con miedo en el medio de la noche.

Un encuentro con un súcubo o íncubo puede hacer que la persona se sienta emocionalmente y espiritualmente agotada, gracias al robo de la energía.

Por otro lado, el placer sexual que pueden dar estar criaturas es extremo, e incluso adictivo, pero puede hacer que la persona se sienta miserable en todos los demás aspectos, trayendo mala suerte, fracaso y pervirtiendo todo el sistema de creencias.

¿Cómo protegerte?

Los testimonios de encuentros con estas entidades resultan atemorizantes, por lo que nunca resulta excesivo saber cómo protegernos de un ataque de este tipo.

Lo primero que debemos descartar son los problemas médicos para asegurarnos de que algún encuentro, sensación o impulso no sea consecuencia de algún problema en nuestro organismo.

Algo importante que debemos tener claro es que los súcubos e íncubos quieren impregnar el miedo en su víctima.

No debemos desafiar al demonio, por lo que únicamente debemos ordenarles con calma que se vayan de tu vida, diciendo cosas como: “Yo sé lo que eres y lo que quieres. Mi cuerpo no te pertenece”.

Si el ataque ocurre mientras duermes, cuando te despiertes intenta eliminar todo recuerdo de tu sueño y de la experiencia que has tenido. Descarta cualquier recuerdo de tu mente consciente y subconsciente.

Por último, existe la posibilidad de que el subconsciente de una persona -estimulado por deseos, miedos o abusos del pasado- genere súcubos e íncubos, por lo que es importante eliminar todos los traumas de nuestro pasado si queremos mantenernos protegidos.

¿Alguna vez has tenido una experiencia con este tipo de demonios?