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El sorprendente experimento ruso del sueño

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Publicado: 20/1/2017 por Cristina Romero
 
Categoría: Mitos y leyendas
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Hace ya algún tiempo se hizo popular una leyenda urbana sobre un experimento científico realizado sobre personas que trataron como conejillos de indias. El experimento consistía en analizar los efectos que se producían sobre el ser humano cuando se le privaba del sueño de manera muy prolongada.
A finales de los años 40, un grupo de científicos financiados por las fuerzas militares rusas, mantuvieron a 5 personas despiertas durante 15 días empleando una cantidad controlada de estimulante basado en gas. Estas personas eran prisioneros políticos y de guerra, catalogados como enemigos del gobierno durante la Segunda Guerra Mundial.
 
A los prisioneros se les prometió falsamente, que se les otorgaría su libertad si accedían a formar parte del experimento y permanecer sin dormir durante 30 días.

​El experimento consistía en mantener a los sujetos de prueba encerrados, en un lugar completamente sellado que permitiera monitorear detalladamente el uso de oxígeno, con el objetivo de evitar que el gas estimulante los matase. Adicionalmente, los científicos utilizaron micrófonos y ventanas de 5 pulgadas de grosor para realizar un monitoreo continuo de los sujetos. La habitación estaba provista de cobijas, libros, agua, baño, y comida suficiente para sustentar a las 5 personas durante un mes.

Los primeros días del proyecto

Durante los primeros 5 días del experimento, todo transcurrió normalmente. Los sujetos se quejaban poco, pero conforme pasaban las horas comenzaron a hablar sobre eventos traumáticos de su pasado.
 
 
Transcurridos 5 días, los sujetos comenzaron a quejarse de los acontecimientos que los llevaron al lugar en el que se encontraban, y empezaron a mostrar paranoia severa. Dejaron de hablarse mutuamente y pasaron a murmurar alternativamente frente a los micrófonos.
Extrañamente, parecía que cada uno de ellos creía poder ganar la confianza de sus captores, si traicionaban a sus compañeros. Los científicos atribuyeron este comportamiento al efecto del gas.

Efectos iniciales del experimento
 
Después de 9 días uno de los sujetos comenzó a gritar durante 3 horas continuas, mientras corría por toda la habitación. Trató de continuar con los gritos, pero solo podía emitir un grito ocasionalmente. Los científicos registraron que el sujeto se había destrozado las cuerdas vocales. Lo más sorprendente de este suceso, fue la reacción de los otros sujetos dentro de la habitación, o mejor dicho la falta de reacción de estos. Ellos continuaron con los murmullos en los micrófonos, hasta que uno comenzó a gritar. Dos de los otros sujetos, tomaron las páginas de los libros y las impregnaron con sus propias heces, luego procedieron calmadamente a colocarlas sobre las ventanas de la habitación. Repentinamente los gritos y murmullos cesaron.

​ Pasados otros 3 días los científicos verificaban constantemente los micrófonos, puesto que les parecía imposible que no se escuchara algún sonido. Por otro lado, el consumo de oxigeno señalaba que los 5 prisioneros debían estar vivos. De hecho, el nivel de oxigeno consumido era el requerido por 5 personas realizando ejercicios extenuantes.   


Durante la mañana del día 14 los científicos decidieron hacer algo que no debían hacer, con el objetivo de llamar la atención de los sujetos pues temían que estuviesen muertos o en estado vegetal: por medio del intercomunicador les anunciaron “Abriremos la habitación para verificar los micrófonos. Retírense de las puertas y acuéstense en el piso con las manos detrás o les dispararemos. Se le dará la libertad a uno de ustedes si siguen las instrucciones”.
Para sorpresa de los científicos, escucharon una frase que con voz calmada decía: “No queremos ser liberados”.
 
 
La extracción de los sujetos
 
Al no obtener más respuesta por parte de los prisioneros, los científicos y militares que financiaban el experimento, debatieron concienzudamente y finalmente decidieron abrir la habitación el día 15 a media noche.  
 
El gas del cuarto se eliminó y se sustituyó con aire fresco. De inmediato se escucharon voces objetando, 3 voces distintas suplicaban que por la vida de sus seres amados, suministraran el gas de nuevo. Abrieron la habitación para extraer a los sujetos y estos comenzaron a gritar desenfrenadamente, lo mismo hicieron los soldados al ver lo que había dentro: 4 de los prisioneros continuaban con “vida”.

La comida de los últimos 5 días no había sido tocada, habían trozos de carne de las pantorrillas y costillas del sujeto fallecido dentro del drenaje del centro de la habitación, lo que provocó que 4 pulgadas de agua y sangre se acumulara en el piso. Los 4 sobrevivientes tenían también pedazos de carne arrancada de sus cuerpos. La exposición de los huesos en la punta de sus dedos, revelaba que las heridas habían sido, en su mayoría, auto infligidas con las manos.
Los órganos detrás de las costillas fueron arrancados; el corazón, los pulmones y el diafragma permanecían en su sitio, la piel y gran parte de los músculos adheridos a las costillas fueron removidos, dejando expuestos los pulmones. El tracto digestivo de los 4 prisioneros podía verse funcionar. Inmediatamente se hizo obvio que estaban digiriendo su propia carne, la cual habían arrancado ellos mismos.

​La mayoría de los soldados pertenecían a las fuerzas especiales rusas, pero aun así, muchos se negaron a volver a la habitación para extraer a los sujetos. Los sujetos por su parte, reclamaban a gritos que los dejaran dentro y alternativamente rogaron y demandaron que les suministraran gas, para no quedarse dormidos.


Sorpresivamente, los prisioneros se resistieron ferozmente durante la extracción. Un soldado ruso murió a causa de la mordida en el cuello que uno de los sujetos le proporcionó, otro soldado resultó gravemente herido cuando otro de los sujetos le mordió la arteria femoral y los testículos. Y otros 5 soldados murieron, al quitarse la vida en las semanas siguientes al incidente.
 
 
 
Durante el enfrentamiento, uno de los sujetos dañó su bazo sangrando inmediatamente. Intentaron sedarlo pero fue imposible. Le inyectaron morfina en una dosis 10 veces mayor a la establecida para los humanos, y aún así el sujeto siguió luchando, quebrando las costillas y el brazo a un doctor. El corazón del sujeto se veía latir al máximo durante 2 minutos, mientras sangraba y gritaba por más de 3 minutos, atacando a todo el que se le acercara, repitiendo una y otra vez “más”, hasta que quedó en silencio.

Los 3 sujetos restantes, se inmovilizaron y se llevaron hasta unas instalaciones médicas. Los 2 sujetos con cuerdas vocales sanas, exigían repetidamente más gas para seguir despiertos.

El prisionero más herido, se llevó al cuarto de cirugía de las instalaciones. Durante la preparación del sujeto para reubicar sus órganos, notaron que este era completamente inmune a los sedantes. Luchó rabiosamente cuando intentaban colocarle el gas anestésico. Requirieron más anestesia de lo habitual para sedarlo, pero una vez se cerraron sus ojos, se detuvo su corazón. Durante la autopsia detectaron que había 3 veces la cantidad normal de oxigeno en su sangre. También se fracturó 9 huesos en su lucha para que no lo controlaran.

Otro de los sobrevivientes, era el que había gritado en primer lugar. Debido a sus cuerdas vocales dañadas no puso objeción verbal a la cirugía, pero agitaba con furia su cabeza mientras intentaban colocarle el gas anestésico. Cuando alguien sugirió hacer la operación sin anestesia, el sujeto afirmó con su cabeza violentamente, y soportó la cirugía de 6 horas sin ningún tipo de reacción. La cirugía consistió en reemplazar sus órganos abdominales y recubrirlo con lo que restaba de su piel. En este punto, el cirujano señaló que era médicamente imposible que el sujeto siguiera vivo. Una enfermera aterrorizada que asistió en la cirugía, comentó que el paciente sonreía cada vez que sus ojos se encontraban. Una vez culminada la cirugía, el prisionero miró al doctor y comenzó a hacer sonidos fuertes, como si intentara hablar. El cirujano creyendo que era algo importante, le entregó una pluma y un papel para que se expresara; el sujeto escribió “Sigue cortando”.

​Sin anestesia, se le hizo la misma cirugía al otro sujeto. Se le inyectó un paralítico, ya que no dejaba de reír y el cirujano no podía operarlo. Una vez paralizado, solo interactuaba con sus ojos. Cuando el sujeto pudo hablar, exigió nuevamente que le suministraran el gas. Los científicos trataron de descubrir las razones por las que se había lastimado así mismo y por qué quería el gas de nuevo. La respuesta que obtuvieron fue: “
Debo seguir despierto”.
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El fin del experimento

Después de la extracción y las operaciones, recluyeron a los 3 sujetos que habían sobrevivido en la habitación del experimento, para decidir sobre su destino.
Los científicos, en contra de los militares que financiaron el proyecto, pensaron en aplicar eutanasia a los sujetos. Por su parte el líder militar del proyecto, un ex KGB, viendo potencial en el experimento, decidió ver que ocurría si le suministraban gas de nuevo. Los científicos se opusieron contundentemente, pero al final debieron aceptar.
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Mientras preparaban la habitación para ser sellada, los sujetos fueron conectados a un monitor de electroencefalografía (EEG). Al darse cuenta de que regresarían a la habitación con gas, los 3 sujetos dejaron de batallar. En este punto, era evidente que los prisioneros se esforzaban por seguir despiertos. Uno de ellos murmuraba una melodía; el sujeto sin voz luchaba con sus ataduras de piel, como si tratara de concentrarse en algo. Y el tercer sujeto sostenía su cabeza sobre la almohada y parpadeaba velozmente. A este último se le colocó primero el monitor EEG, y sus ondas cerebrales sorprendieron a los científicos. Las ondas eran normales casi todo el tiempo, pero en ocasiones se mostraba una línea recta inexplicablemente. Parecía que el sujeto sufría muerte cerebral repetidamente. Durante el análisis de los datos, una enfermera notó que el sujeto cerró los ojos, inmediatamente sus ondas cerebrales cambiaron por las del sueño profundo, se pusieron rectas y simultáneamente su corazón se detuvo.

​El único prisionero con voz que seguía vivo, comenzó a gritar para que lo retornaran a la habitación. El líder militar del experimento, ordenó que encerraran a los 2 sujetos junto con 3 científicos. Inmediatamente uno de los 3 científicos disparó al líder, matándolo con un tiro entre los ojos. Luego le voló el cerebro al prisionero mudo. Apuntó al único sujeto vivo, mientras el resto de los científicos huía de la habitación. El científico armado gritaba “¡No estaré encerrado con esta cosa! ¡No contigo! ¿Qué eres? ¡Necesito saber!

El prisionero con una sonrisa le respondió:

¿Te has olvidado de mi tan fácilmente?” “Somos ustedes”, “Somos la locura confinada en todos ustedes, suplicando por la libertad en todo instante, desde lo mas recóndito de tu mente animal. Somos de lo que te ocultas cada noche en tu cama. Somos lo que duermes, callas y paralizas cuando vas a tu cielo nocturno, donde no te podemos alcanzar”.

El científico hizo una pausa, apuntó al corazón del prisionero y disparó.

El EEG reveló una línea recta mientras el sujeto murmuraba “Casi… tan… libre…


Este relato de ficción fue originalmente publicado el 16 de agosto de 2010 por el usuario Orange Soda en la web Creepy Pasta. Se cree que fue el origen de la leyenda urbana sobre el experimento ruso del sueño.
 
¿Qué dice la ciencia?

La comunidad científica ha señalado que la ausencia de sueño no conlleva la muerte, ni tampoco los efectos narrados en este experimento. Es decir, sí se pueden producir alucinaciones y otros efectos colaterales, pero no llevan al auto canibalismo. Según estudios científicos de la Universidad de Oxford dormir mal puede encoger nuestro cerebro.
 
​CrisR
 
 
Fuente

Texto traducido y resumido de la web http://creepypasta.wikia.com/ 

El texto original puede en contrarse en http://creepypasta.wikia.com/wiki/The_Russian_Sleep_
Experiment?oldid=4583
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Cristina Romero
Cristina Romero

Vidente, tarotista y astróloga

Parasicóloga con amplia experticia en clarividencia. Especialista en psicología educativa y periodismo de investigación. Redactora especializada en temas de esoterismo y de eventos paranormales.

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